domingo, 15 de noviembre de 2009

Escrita a mis Amigos

A veces parece importante sonreir, mostrar que se crece, que se es libre y autosuficiente, que somos fuertes y tomamos determinaciones con rapidez, otras veces; que se es débil, que necesitamos pausarnos un momento para escuchar y preguntarnos cuán ciertas son todas las cosas primeras, que si en realidad no necesitamos de otros, o si somos capaces de reir todos los días sin ellos. Y no importa querer demostrar todo el tiempo que somos ganadores.


Cada día que despertamos esperamos saber al menos algo de aquellos a quienes consideramos nuestros seres queridos, y antes de dormir, esperar que todos estén bien. Mentiría si dijera que recuerdo todas las veces que he reído gracias a ustedes y tampoco llevo la cuenta de si es que alguna vez con una tontera les he sacado una sonrisa. Tampoco las veces que hemos compartido algún enojo, preocupación o de cuántos cosas somos cómplices; hasta el punto de que a veces basta con mirarnos para sonreir.

No importa si nos alejamos, o dejamos de hablar; si cada día que pasa tenemos que optar por algunas cosas y renunciar a otras; que si somos exitosos o si tenemos que caernos varias veces para aprender a levantarnos. Da igual, si no existe la suerte o el destino para explicar el cómo siendo tan distintos en varios aspectos nos hemos venido a encontrar en una de las tantas vueltas que daremos por la vida, y soportarnos para volver a vernos, y fallar y volver a intentarlo.Es irrelevante para nuestro orgullo habernos visto llorar, o alguna vez confesado que las cosas se estaban por acabar y a los dos días volver a cagarnos de la risa.
No sé si alguna vez se han dado cuenta de lo afortunados que somos un día por la mañana, después de nuestras interminables y variadas celebraciones, o si seré yo el único que acá está un poco loco y piensa en ello.
Que a veces nos encontramos con gente que sin darse cuenta, nos cambia de alguna manera para mejor. Muchas cosas son secundarias...Lo único que interesa aquí es que donde vayamos o en el lugar en dónde despertemos debemos encontrar una excusa para sonreir. Y mucho mejor si es tan fácil, si tan sólo basta hacer un poco de memoria, o mirar al que está al lado, o esperar un tiempo para saber que dichas risas llegarán porque nos tenemos y tratamos de entendernos. Muchas gracias por hacerlo fácil, al menos para mí. Los quiero mucho, aunque muchas veces no se los haya dicho. Creo que se los debía.
Del resto, espero que se hayan dado cuenta. De lo mucho que me importan.
Sábado 30 de Mayo de 2009, 2:00 Am

No hay comentarios:

Publicar un comentario