martes, 19 de enero de 2010

Pero Yo Me Acuerdo, Tengo ese Leve Defecto.

jueves, 14 de enero de 2010

Nada En serio, Nada.

Nada.
Miro en la tapa un 142, es un muy buen libro. 4/2+1 = 3; 4+2+1= 7. 3 y 7, 37 Meses. Me encantan los números, debo confesar que cuando era chico me enamoré de ellos, también de la química y de la medicina, aunque de más grande quise ser abogado. No huí de ellos, de ninguna manera; sólo los dejé a la espera de tiempos mejores. Quise aprender Derecho porque lo detestaba. Dicen que cuando uno es capaz de enfrentar sus odios y miedos se hace más fuerte y que además corre con la ventaja de no arriesgarse a perder el amor por lo de antes, sino que puede enamorarse de algo que antes no provocaba nada, dejando lo otro con la complaciente mirada del enamorado que idealiza lo que es incapaz de enfrentar día a día. Yo quiero ser fuerte, y también soy un idealista. 37 me digo y creo que es bastante tiempo, afortunadamente nací con una buena memoria, por lo que jamás olvido las caras, ni las palabras, ni las conversaciones. 37 y pienso en las promesas, en aquellas que no se escriben ni se dicen, sino en las que se asumen con los ojos, de manera tácita y que suelen atar más fuerte que cualquier pseudo-contrato.

No saber enfocar a veces me complica ¿sabes? No sé mucho a qué escribir, ni menos a quién. Los que ya no están se dieron cuenta en su momento de que por lo general no hablo mucho, mucho de las cosas incómodas claro. Y a los que están ahora de que me paso el tiempo mirando con cara de idiota, o a veces desenfocando la vista para mirar a la nada.

Te diría que ya he dado un paso, en verdad más de uno. Creo que es cierto que somos distintos, al igual que antes no me complico intentando atar nada (sé que es una característica odiosa porque es bien difícil aprender a darse cuenta de cuándo las cosas me importan y cuando no).
Hoy pensaba que no sé si para bien o para mal, me he vuelto más duro, más parco, más frío tanto que casi ni recuerdo cuándo fue la última vez que lloré, la verdad es que no la recuerdo. Me enojo más, pero me molesto menos, río por economía calórica, porque sabrás que cuando un ríe gasta menos calorías que cuando se enoja. También sonrío por simpleza, y por amor. Me he ido desprendiendo paulatinamente un poco de todo por dentro, pero demostrando más cosas por fuera. Es una manera de arriesgar más supongo. El miedo se me escurre de una manera cuasi peligrosa. Poco a poco adquirí la capacidad de desprenderme de todo con facilidad, pero no por ello celarlo de manera menos intensa mientras perdure.

Pensarás que estoy amargado, o triste, pero en verdad no, sólo un poco desprendido. Tampoco le voy a la nostalgia como las niñas. Río igual que siempre, e incluso río cuando no hay una estúpida razón para hacerlo. Bueno, igual que siempre. No te contaré historias, tu sabes que no me interesan los nombres ni las historias, mucho menos de los que ya no están, no voy por ahí dejándole mochilas de plomo a los que están ahora, que por lo demás contribuyen a sustentar la fortaleza de estas letras.

Quería decirte antes de irme que me agradan las cartas. Aunque no sean leídas, aunque no sean para nadie. Es un formato cómodo, una simple manera de escribir. Yo no me excuso casi nunca por nada, pero te pediré perdón por haber escrito tan poco el año que recién ha pasado. Son cosas que suceden.

La próxima vez será una historia bonita que tengo en mente, es una promesa. De esas feas que se escriben.

Ahora voy por el segundo paso. En verdad por todos estos incontables pasos que tu sabes.

PD: Ahora ya tengo cientos de canciones.